viernes, 28 de mayo de 2010

Buscó y nada

Se levantó de la cama, no era una hora apropiada, mucho más tarde de lo normal. Caminó por el cuarto vacío, dio una vuelta por la casa, oscura, silenciosa y totalmente vacía. Un silencio que se extendía más allá de donde alcanzaba su vista. No había nadie en el mundo, estaba segura, por lo menos a muchos kilómetros de distancia.
De pronto, se le revolvió el estómago, le dieron unas ganas terribles de vomitar, por la espalda sintió un escalofrío que la hizo estremecerse, por la frente caían pequeñas gotas de sudor helado, su cuerpo estaba empapado. Como pudo regreso a la cama, y supo la soledad, que no esa mañana, sino desde tiempo atrás la perseguía. Al principio como una sombra que a veces la opacaba, momentos de aislamiento que se iban tan pronto como llegaban.
Pero ahora, la soledad era algo aplastante, que nublaba la vista y la impedía pensar. Se había convertido en algo, no sabía en qué, pero ya no era humana. Y a nadie le importaba.