domingo, 28 de febrero de 2010

El señor de las moscas

La película de El señor de las moscas, trata sobre la conducta humana y la sociedad. Muestra a un grupo de niños que se encuentran solos, sin una autoridad superior que los controle, por lo que son ellos los que tienen que empezar a crear normas si quieren sobrevivir. Podemos compararlo con las civilizaciones primitivas, pues cuando el ser humano tuvo conciencia de sí mismo y de su sociedad, supo que era necesario ir creando límites para subsistir, empezando por no matar personas. En la película, aunque los niños han estado en una sociedad contemporánea nunca han asumido el poder y por lo tanto no saben ejercerlo ni establecer reglas y empiezan a improvisar. Lo mismo ha ocurrido a lo largo de la historia, el ser humano es alguien consciente de su existencia en la tierra, sabe que tiene que crear normas, pero no sabe cuales, tampoco conoce las consecuencias, las inventa sobre la marcha y las cambia cuando es necesario. Nuestra sociedad es el resultado del ensayo / error de las personas de otro tiempo, pero actualmente se sigue experimentado y modificando lo que ya existe para adaptarse a nosotros.
Volviendo a la película y pensando también en la historia de la humanidad, es vital la existencia de los líderes, Ralph y Jack, tienen ideas y carácter lo que llama a los demás a seguirlos, son ellos los que ejercen el poder y de cierta manera crean un gobierno, cada uno moldeado a su conveniencia y con las normas que creen que mejor van a funcionar.
Mientras que los que se encuentran con Ralph esperan ser encontrados, el grupo de Jack, piensa que no van a ser rescatados por lo tanto pierden sus creencias y tienen que inventar nuevas, imaginan que existe un monstruo al que de alguna forma, con la cabeza del cerdo, le dan una ofrenda para que no los ataque. Hay una escena en la que Jack esculpe una figura, parecida a un tótem en una piedra, es ahí donde más tarde va a establecer su micro sociedad.
Luego, cuando ya existen dos bandos con diferentes ideologías, uno de ellos, empieza a buscar el poder que rebase los límites de su grupo y ataca al otro para ejercer su liderazgo y buscar un jefe definitivo que domine a todos. Si extendemos la comparación y lo llevamos lejos, las disputas por ejercer autoridad y conseguir bienes que los ayuden, en este caso el cuchillo y los lentes para crear armas y fuego, podríamos decir que es la guerra. La búsqueda continúa por imponer ideologías y autoridad, sobre los demás.
Cada banda muestra una idea sobre el bien y el mal en la humanidad, uno de los temas más discutidos, ¿El ser humano es bueno o malo? Ralph y su grupo representan la parte buena, ya que están en busca de la paz y de la convivencia sana, Piggy equivaldría a su conciencia, también apelan al juicio y a la lógica, nunca creen en la existencia del monstruo y saben que no deben portarse mal pues algún día serán rescatados.
La tribu de Jack, sería la parte negativa, se entregan al juego y a lo que les otorga placer inmediato, no tienen reglas en las que se respete al otro y no existe la democracia ni la racionalidad de las cosas. Son los que crean armas y los que propician la guerra. Algo que llama la atención, es que a lo largo de la película, los niños se van uniendo a éste grupo y al final todos menos Ralph y Piggy, que simbolizan el bien en su máxima expresión, terminan por entregarse a la parte “mala” se vuelve inevitable que en algún punto sucumban ante las pasiones inmediatas.
Es curioso, y me cuesta trabajo, encontrar una razón o una comparación entre la historia y el asesinato de Piggy, pues como mencione antes, simboliza la conciencia y el hecho de que sea eliminada de una forma violenta puede significar muchas cosas, por ejemplo, la búsqueda de poder y dominio sobre todas las cosas, ya sin ni siquiera tomar en cuenta la primera ley humana que existió: respetaras la vida ajena.
Finalmente, cuando llegan los soldados, la autoridad de los niños se nulifica pues se ven enfrentados a un poder mayor con el que no tienen posibilidades de competir y deben someterse.
La película muestra una sociedad en formación, existen líderes y normas que regulan su funcionamiento, pasa por etapas de cambio y violentas tal como ha pasado en la historia, todo lo que se ha creado ha sido por improvisación, por las circunstancias del medio, por la conciencia y las necesidades humanas del momento, no se conoce el resultado y poco se ha pensado en las consecuencias, el verdadero problema es que nadie tiene instrucciones sobre que es en realidad lo correcto.
Lo que es un hecho, es que se ha tratado de eliminar la parte “negativa”, es decir la satisfacción de placeres e incluso de pensamientos que se cree provocan desorden, para así poder crear una sociedad fácil de dominar donde sean pocos, los líderes, los que obtengan los beneficios. El problema es que al tratar de eliminar esto, pretenden descartar por completo una parte constitutiva del ser humano y en vez de lograrlo solo crean sociedades reprimidas, enfermas, donde para poder convivir es necesario el uso de la hipocresía y la negación de nuestra realidad. Pero que tarde o temprano, como lo muestra la película, caemos ante ella.
Hay que tratar de experimentar en la creación de reglas que permitan al ser humano, mostrarse tal cual es, quitando las mascaras que se nos han obligado a usar a lo largo de la historia, para así poder llegar a saber un día quienes somos realmente.

sábado, 6 de febrero de 2010

La historia de Eco

-¡Vamos a explorar, es por aquí!- gritó Luisa a los demás niños.
Ninguno de ellos respondió pues todos tenían miedo a la oscura cueva que señalaba la chica, prefirieron dar media vuelta sin decir palabra y regresar a sus casas. Luisa una niña valiente y curiosa no temía entrar sola, ignoro a los demás chicos y siguió su camino.
La cueva realmente estaba muy oscura, Luisa se detuvo y gritó -¡hola!- e inmediatamente se escuchó en el fondo –hola, hola, hola- el sonido lentamente se desvanecía hasta que hubo silencio.
- Soy Luisa- exclamó emocionada, esperando escuchar su voz ampliada de regreso, pero en cambio escuchó – yo soy Eco, Eco, Eco-. La chica se sobresaltó pero la voz continuó – no temas, necesito tu ayuda, ayuda, ayuda-.
Luisa no sabía exactamente qué hacer pero su curiosa naturaleza la obligó a preguntar a la voz que dónde se encontraba.
– Solo sigue mi voz, voz, voz- la chica realmente no veía nada, dando pequeños pasos trataba de hallar a la mujer detrás de la voz, pero cuando llegaba a un punto en el que creía encontrarla, la voz volvía a oírse al otro extremo de la cueva, Luisa se sentía completamente perdida.
– A tu derecha, hay una roca plana, debes sentarte y escuchar mi historia, historia, historia- dijo la mujer misteriosa.
- Por fin- susurró la niña y tomó asiento.
- Soy una pobre hija de Eco, la ninfa con la voz más bella que ha existido, de esta virtud nace mi desgracia, desgracia, desgracia- contaba la mujer de la cueva.
- ¿Por qué alguien con la voz más bella podría ocasionar una desgracia?- preguntó ansiosa Luisa.
- Es una historia muy larga, pero te la contare. Eco con su hermosa voz encantaba a los dioses que querían cortejarla, pero especialmente al más poderoso, Zeus, fue al que atrajo. Hera, la esposa de él, se enteró y como es bien sabido, era una mujer muy celosa. Cuando supo de la aventura de su marido, su furia fue tal que, la descargó sobre Eco, le quito su más grande virtud, su voz, y la condeno a repetir la última palabra que decía, decía, decía-.
La niña se encontraba un poco asustada y le preguntó:
- ¿Tú cómo llegaste hasta aquí?
-Sencillo, la ninfa tenía que encontrar su libertad y para hacerlo se escondió en una cueva, tendió trampas a todas las mujeres y algunas caímos, caímos, caímos- concluyó la hija de Eco.
-Debió ser horrible saber que te condenaban
-Lo fue, pero al fin he encontrado quien me reemplace- dijo la mujer con alegría y un ligero cambio, esta vez no repitió la última palabra.
“ Libertad” fue la última palabra que Luisa pudo escuchar antes de que la mujer saliera y desapareciera para siempre.
Desde entonces Luisa se encuentra sentada en esa roca plana, repitiendo la última palabra de lo que los niños miedosos gritan pero sin atreverse a entrar.