martes, 16 de octubre de 2012

La oruga de José Watanabe

Una chingonería de poema que puedo recitar casi de memoria y que me hubiera encantado leerle a mi abuela alguna vez.

Te he visto ondulando bajo las cucardas, penosamente, trabajosamente, 
pero sé que mañana seras aire.

Hace mucho supe que no eras un animal terminado
y como entonces
arrodillado y trémulo
te pregunto:
Sabes que mañana serás del aire?
Te han advertido que esas dos molestias aún invisibles 
serán tus alas?
Te han dicho cuánto duelen al abrirse
o sólo sentirás de pronto una levedad, una turbación
y un infinito escalofrío subiéndote desde el culo?

Tú ignoras el gran prestigio que tienen los seres del aire
y tal vez mirándote las alas no te reconozcas
y quieras renunciar,
pero ya no: Deber ir al aire y no con nosotros.

Mañana miraré sobre las cucardas, o más arriba.
Haz que te vea,
quiero saber si es muy doloroso el aligerarse para volar.
Hazme saber
si acaso es mejor no despegar nunca la barriga de la tierra.