miércoles, 6 de febrero de 2013

La cuidadora de tulipanes

¡Los tulipanes han vuelto a florecer!
Qué sorpresa, siempre pensé que era tu sonrisa al regarlos la que conseguía tales efectos.
Pero aquí están y no sé cómo han superado las adversidades y los pocos cuidados a los que han estado sometidos por casi un año.
Debe ser su efímera vanidad, o tal vez las ganas de encontrarte como cada año por estas fechas, cuando sus ramas apenas se asoman en esas macetas que duran la mayor parte del tiempo cubiertas sólo de tierra   (tú sabías que en sus entrañas albergaban vida, una corta pero hermosa existencia) y por eso las cuidabas con dedicación. 
Sabías que más o menos por esta época los tulipanes adornarían tu casa agradeciendote con ese amarillo plumaje, aunque fuera por unos días que cuidaras de ellos tanto tiempo. 
Pobres, no se han enterado que llegaron tarde, que tú ya no estas y no me atrevo a decirles que no importa cuántas veces resurgan, como un fénix, ni que floreciendo en cada esquina, en cada rincón del mundo lograrán encontrarte. 
Tendrían que creerme ya lo he intentado y no estas, no apareces por ningun lado. Sólo cuando cierro los ojos puedo verte, pero cómo explicarle a tus queridas flores eso, si las pobres ni ojos tienen.

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